PSICO-BLOG
Hay personas que tienen modales y otras, simplemente, carecen de ellos

 La buena educación va más allá de los conocimientos o el estatus social de la persona. Es cuestión de civismo y respeto hacia los demás

1. Da los buenos días

Tal vez sea la regla más básica del civismo, pero cada vez se practica menos.
Vivimos tan angustiados y estresados o tan metidos en nuestro mundo, que nos olvidamos muchas veces de saludar al compañero o de trabajo o al vecino. Lo primero que debemos hacer para cambiar de actitud es darle los buenos días a nosotros mismos Desearnos lo mejor, llenarnos de buenos propósitos, de gratitud ante la jornada que empieza. Esto nos ayudará a encarar de una manera más amable el día.

2. Hablar con corrección

En no pocas ocasiones usamos expresiones como “qué tonto soy”, “lo hice muy mal” o “me siento un inútil” para referirnos a nosotros mismos. El lenguaje autodestructivo refleja inseguridades. Y esos complejos nos vuelven personas amargadas, tristes. También utilizamos consciente o inconscientemente palabrotas qué pueden generar mal ambiente. Hay que quererse más para querer más al otro. Si no entraremos en un espiral de resentimiento que repercutirá en nuestro comportamiento.

3. Saber escuchar

Lógico. Una persona educada es aquella que no únicamente habla con pulcritud y utiliza un lenguaje apropiado. También escucha atentamente y presta atención a las necesidades y sentimientos de los demás.

4. Sonríe

Cuando lo hacemos demostramos comprensión y empatía. Tal vez sea la manera más simple de comunicarse con los seres humanos. Aunque no hablemos la misma lengua. Todos entendemos una sonrisa Si nos esforzamos por sonreír más, en el fondo, estaremos generando un buen ambiente interior que se trasladará al exterior.

5. Sé detallista

Hay que tener presente esas pequeñas cosas que poco a poco van construyendo un buen clima. Para eso hemos de prestar atención de prestar atención a lo que acontece en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, ceder el asiento a una mujer embarazada es una cuestión de fijarse en quién sea quien tiene alrededor. Será más fácil si nos olvidamos un minuto de mirar el teléfono celular y observamos a la gente que viaja con nosotros en el metro o en el autobús. O abrir la puerta aquella persona que va cargada con la compra. O regalar unas flores sólo porque sabemos que a esa amiga nuestra le encanta. Con nosotros pasa lo mismo, si nos damos ese pequeño capricho, en ese momento calma, de mimo y cuidado, nos sentiremos y mejor y, a su vez, haremos sentir mejor a los demás.

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