Esta terapia es un refuerzo para niños con dificultades motoras, entiende el desarrollo infantil como una unidad de movimiento, experiencia, pensamiento, sentimiento y acción. Cuando un niño juega, relaciona sus movimientos, sentimientos y pensamientos entre sí. La psicomotricidad expresa la conexión entre los procesos psíquicos y los motores. Las personas al moverse, se integran con toda su personalidad en el acto del movimiento.
¿Para qué niños está indicada la terapia psicomotriz?
No todos los niños son iguales, cada uno tiene puntos fuertes y débiles así como intereses y aptitudes particulares.
Algunos muestran anomalías de motilidad, percepción y comportamiento, suelen presentarse como:
- Retraso en el desarrollo motor
- Hiperactividad e impulsividad
- Inhibición motora
- Anomalías en el desarrollo de la escritura (grafomotricidad)
Las alteraciones en la motricidad pueden estar relacionadas con problemas en el desarrollo social, emocional y cognitivo y presentarse de diversas maneras, como pueden ser:
- Baja tolerancia a la frustración
- Dificultades para relacionarse con otros niños
- Conducta agresiva
- Conducta propia de un niño más pequeño
- Falta de confianza en sí mismo
- Dificultades para dirigir su atención
- Problemas de aprendizaje y deficiencias de rendimiento
La terapia psicomotriz proporciona a los niños un estímulo adecuado a cada una de sus necesidades.
¿Qué experimentan y aprenden los niños en la terapia psicomotriz?
En el juego el niño encuentra un campo de aprendizaje estimulante; lleva a la práctica sus puntos fuertes e intereses particulares en acciones y juegos concretos. Las experiencias positivas hacen que se refuerce su confianza y su motivación para aprender.
La vista, el oído y el tacto, así como la percepción del cuerpo y el movimiento, y el sentido del equilibrio están estrechamente relacionados con la motricidad y tienen una gran importancia en la terapia.
Con su postura corporal, mímica y gestos, el niño expresa sus sentimientos. Jugar es parte esencial del estímulo terapéutico.
Los terapeutas presentan propuestas sugestivas apropiadas para cada niño, que le permitan practicar y mejorar movimientos en los ámbitos de motricidad global y fina y de grafomotricidad.
La terapia psicomotora estimula la motilidad y la percepción del niño, y le ayuda a desarrollar sus competencias sociales.