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¿Qué es el Trastorno por estrés postraumático (TEPT)?

Normalmente se desarrolla después de que las personas experimentan un hecho aterrador, impactante o peligroso. 

Es completamente normal sentir miedo durante o después de una situación que nos pareció traumática, este miedo es parte del mecanismo de defensa de nuestro cuerpo el cual nos ayuda a responder hacia cualquier peligro posible. Sin embargo, si las reacciones del cuerpo relacionadas al trauma persisten por más tiempo, puede ser trastorno de estrés postraumático.

¿A mí me puede dar?

Le puede dar a cualquier persona y a cualquier edad y las personas con este trastorno pueden sentirse estresadas o asustadas, incluso cuando ya no corren peligro. 

Es importante mencionar que no todas las personas con estrés postraumático han pasado por un hecho peligroso. En algunos casos, con solo saber que un familiar o amigo cercano experimentó un acontecimiento traumático se puede desencadenar este trastorno.

¿Cómo saber si lo tengo o alguien que conozco lo tiene?

Los síntomas principales son: 

Recuerdos intrusivos:

  • – Revivir mentalmente el acontecimiento traumático una y otra vez, incluso acompañado de síntomas físicos como palpitaciones o sudoración
  • – Recuerdos o sueños recurrentes relacionados con el acontecimiento.

Síntomas de evasión:

  • – Mantenerse alejado de lugares, acontecimientos u objetos que hacen recordar la experiencia.

Hipervigilancia y reactividad:

  • – Sobresaltarse fácilmente.
  • – Insomnio
  • – Tener dificultad para concentrarse.

Síntomas cognitivos y del estado de ánimo (al menos dos):

  • – Problemas para recordar detalles importantes de la experiencia traumática.
  • – Tener pensamientos negativos sobre uno mismo o el mundo.
  • – Experimentar emociones negativas continuas, como miedo, ira, culpa o vergüenza.
  • – Tener dificultad para sentir emociones positivas, como felicidad o satisfacción.

Para cumplir con los criterios del trastorno por estrés postraumático, estos síntomas deben durar más de un mes y deben ser lo suficientemente graves como para interferir en aspectos de la vida diaria, como las relaciones personales o laborales.

¿Con los niños es igual?

En menores de 6 años, los síntomas pueden incluir: 

  • – Orinarse en la cama después de haber aprendido a ir al baño.
  • – Olvidarse de cómo hablar o no poder hacerlo.
  • – Representar la experiencia traumática a la hora de jugar.
  • – Aferrarse de forma inusual a sus padres o a otro adulto.

¿Es cierto que a algunas personas les da y a otras no?

Sí, es cierto que no todas las personas que atraviesan por una situación peligrosa tendrán el trastorno por estrés postraumático. Existen factores de riesgo que aumentan esta probabilidad, como lo puede ser, haber tenido traumas infantiles, tener poco o ningún apoyo social después del acontecimiento traumático, enfrentar estrés adicional después de la experiencia traumática, como la pérdida de un ser querido. 

Así como existen factores que aumentan esta probabilidad, existen otros que la disminuyen, a estos se les conoce como factores de resiliencia e incluyen tener un grupo de apoyo como familiares o amigos, y estar preparado o ser capaz de responder a acontecimientos perturbadores cuando estos ocurran, a pesar de sentir miedo.

¿Tiene tratamiento?

Es importante que cualquier persona que  consulte con un profesional de la salud mental que tenga experiencia en el tratamiento de este trastorno. Entre los tratamientos principales se encuentran la psicoterapia, los medicamentos o ambos.

Dentro de la psicoterapia, la más usada para este trastorno es la terapia cognitiva conductual, misma que incluye la reestructuración cognitiva, esta ayuda a comprender el acontecimiento traumático de manera realista, ya que muchas personas recuerdan el evento traumático diferente a como en realidad sucedió. 

En cuanto a los medicamentos, el más estudiado para tratar el trastorno por estrés postraumático es un tipo de antidepresivo llamado inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina el cual, puede ayudar a controlar los síntomas como tristeza,  preocupación,  enojo y  sensación de vacío emocional. 

Es importante no autodiagnosticarse y ante cualquier sospecha acudir a un profesional de la salud mental.

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